Internacionalización de la empresa

Cada empresa tiene una necesidad distinta y una aspiración diferente. Cada lugar tiene una mentalidad propia y una forma de hacer las cosas. Nuestra forma de trabajar se ha de adaptar a cada cliente, si bien se caracteriza en todo caso por un acompañamiento constante y programado en todas las fases necesarias para la efectiva implantación o consecución del negocio. Lo primero es sin duda la realización de un análisis interno, incluyendo la situación financiera y la solvencia, que sin duda será necesaria en los primeros momentos de la implantación. A partir de ahí, y superado el proceso de preparación para la salida al exterior, será preciso establecer una estrategia empresarial, con un plan o programa, diferenciando una primera fase de aterrizaje o llegada, una segunda fase de crecimiento, y una tercera fase que debe culminar con la consolidación de la estructura en el país de destino. Gran parte del trabajo de campo corresponderá a nuestros asociados del país de referencia, pero nuestra será la labor de coordinación y supervisión, con plena responsabilidad sobre los planes marcados. Quede claro que el proceso de internacionalización no es fácil ni rápido, y que sólo una estrategia bien fundamentada, seguida de una actuación decidida y persistente, producirá el resultado deseado; nuestra labor será la de hacerlo lo más llevadero posible, y siempre con conocimiento de la situación.